Nuevos fragmentos literarios

viernes, 4 de febrero de 2011

La exactitud de la incertidumbre en “Vértigos”, de Adán Medellín
Por Margarita Hernández




Con frecuencia, la literatura se vuelca alrededor de nuestras obsesiones. Así, se convierte en una radiografía de la condición humana, signada por las dudas y el temor; por la pasión y la incertidumbre. Con un aliento que viaja de la afirmación a la exploración, el cuento se transforma en un vehículo ideal para involucrarse en estos temas: su brevedad, sumada a su flexibilidad para trasponer los límites del tiempo y del espacio, ofrece una visión tensa o serena; particular o universal, de las fijaciones con las que propios y extraños gozan o se atormentan.

En esta atmósfera se ubica “Vértigos”, un volumen narrativo de Adán Medellín publicado por el Instituto Mexiquense de Cultura e incluido en El Corazón y los Confines y en la Biblioteca Mexiquense del Bicentenario. Constituido por diez cuentos, poseedores de una fuerza que intriga y seduce, este libro recurre a la agudeza literaria para sumergirse en los entresijos de la mente humana y trastocar algunas fibras incómodas, que pueden paralizar, enloquecer o aliviar tanto a los personajes como a los lectores.

De esta manera, “Vértigos” conjuga el erotismo, el género policíaco, la ciencia ficción, el humor y una lluvia de imágenes perturbadoras, de impasibilidad altamente contrastante, con una prosa de gran precisión, que, en ocasiones, se aproxima a la poesía. A través de estos recursos, la muerte, el cuerpo, la sexualidad y la enfermedad encarnan la búsqueda original de las obsesiones; es decir, el sustrato primitivo en el cual se asientan el miedo como revelación; el pánico como toma de conciencia absoluta; la escritura como un acto de confrontación y evasión; la risa frente a los propios defectos, más allá de la pasión y la caída.

Con un estilo denso e impecable, sin petulancias ni pirotecnias verbales, “Vértigos” indaga, también, en los titubeos entre lo sagrado y lo profano, mediante los cuales sus personajes procuran encontrar la purificación antes de vencerse por completo. Así lo suscriben, desde el inicio, los epígrafes de Cesare Pavese y Joseph Roth, que convocan la inminencia del abismo que nos puebla; la imposibilidad de resguardar nuestros secretos, pues se revelan en los umbrales que encarnan los demás.

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