Nuevos fragmentos literarios

Reseñas

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Una estética renovada en “Frida Kahlo.
La agonía en la pintura”, de Aracel Rico
Por Margarita Hernández



La pintura de Frida Kahlo provoca e intriga. La recurrencia de sus autorretratos invita a sus contempladores a adentrarse en un espíritu tan sensual como atormentado, cuyas íntimas propuestas plásticas –que aspiran a resignificar su visión de la vida, la muerte, el amor y la feminidad– contrastan con el monumental nacionalismo de su época –que pretende representar los tumultuosos vaivenes de la historia de México–. Esta realidad de múltiples aristas se ha diseminado en ríos de tinta, desde ensayos en revistas especializadas hasta minuciosos volúmenes dedicados a esta artista. Sin embargo, pocos poseen el aliento comprensivo y riguroso que puebla “Frida Kahlo. La agonía en la pintura”, de Araceli Rico.

Publicado por el Instituto Mexiquense de Cultura e incluido en La Letra en la Ventana y la Biblioteca Mexiquense del Bicentenario, este libro parte de una consideración general para aterrizar en las particularidades de la obra de Kahlo. Así, comienza adentrándose en una noción de fatalidad que impregna el arte de las mujeres latinoamericanas. A semejanza de Alfonsina Storni, Delmira Agustini, Julia Burgos y Violeta Parra, el trabajo de esta pintora revela “una urgencia total por expresar la complejidad de su mundo exterior”, derivada de “un camino de intensidades en el cual el universo de la mujer lleva siempre la primera voz”.

Así, el sentido de la esencia femenina se despliega en los primeros apartados del libro, destinados a la exploración del cuerpo y su transfiguración en la pintura. Con un lenguaje tan preciso como evocativo, Rico puntualiza que el cuerpo, visto como centro del espacio, encarna el punto en el que se concentran la identidad y la subjetividad de la autora, quien emprende, entonces, un intenso relato plástico alrededor de la fatalidad y la desolación, pero también de la luz y la fascinación vital. Al mismo tiempo, establece una aguda estética de la enfermedad, la cual se desarrolla como un diálogo entre la forma y la sensación; la persistencia del dolor y la fugacidad de la metamorfosis.